Cosas agradables
A menudo hago referencia a esas cosas especiales que se quedan a vivir dentro de la memoria. Son como unos habitantes que salen de vez en cuando a darse un paseo por la azotea. Estos inquilinos permanentes me hacen de colchón del bienestar. Precisamente uno de los cientos que me rondan es la canción que recordábamos la semana pasada en la Sección áurea, el "Glastonbury Song" de los Waterboys. Es un soplo de aire fresco, recomiendo la escucha al igual que la BSO del Pequeño Budha de Riouichi Sakamoto recomendada esta semana.
Pero llevo conviviendo unos días con una poesía de Manuel Rivas que no me sale de la cabeza. Este inquilino se ha posado en mi mente y no se va. Se llama "Mil" y la descubrí en 1996. Fue escrita en 1989 y aparece en el libro de poemas "Ningún Cisne". Tiene musicalidad, habla de sentimientos, de personas normales como tu y yo, pero con belleza amarga. Sus personajes, buenos y malos, son bellos. Sus palabras impresas tienen un prisma de papel vegetal, de niebla Atlántica.

Empezar el año atendiendo a estas cosas es fundamental. Lo no material, el alimento sensorial. Todos tenemos un montón de estos pedacitos de bienestar. Hay que buscarlos.
Comentarios