Blanco y negro

Por mi trabajo, relacionado con el arte, he tenido y tengo la suerte de conocer muchos rincones de España. Fuera de ideas políticas, que las tengo, estoy convencido de que vivimos en un estado plurinacional. No se pueden simplificar las cosas en blanco y negro. Todo en esta vida está lleno de grises, de tonalidades, de matices que hacen que las cosas se enriquezcan.

Soy de Coruña y vivo en un pueblecito de Tarragona. Cuando voy al País Vasco me encuentro como en casa. Pero la cuestión es ¿en qué casa?, ¿en Galicia?, ¿en Cataluña?,...no. Es en parte mi espacio porque me encuentro agusto.

El concepto nación, casa, lugar,...no lo pueden delimitar las líneas de los mapas. Lo tiene que delimitar las líneas del alma, que no se ven, pero las sientes. Hablo de Cataluña y de Galicia en Madrid, pero me gusta Madrid cuando estoy en ella. Y también Granada cuando bajo a Andalucía. También hay allí un poquito de esa casa. Y en Palma, Sevilla,...somos muy diferentes entre nosotros, pero muy peculiares.

Hay que compartir cultura, cada pueblo tiene cosas preciosas. Hace un año me deleité con un recital de poesía en Mallorquín, entendía la mitad, pero me impresionó. Era un lugar con mucho encanto, pocos asistentes, en el barrio antiguo de Palma, con unas cañas y unas tapas. Lo recitaba un catedrático de Filología de la Universidad Balear, que según dicen es un personaje de la cultura de las Islas.

O estar en silencio en el Peine de los Vientos, las esculturas de hierro de Chillida al final de la bahía de Donosti. El agua, salitre, ruido de olas, rocas,...qué bonito. Qué paseo más reconfortante con uno mismo. E ir de pinchos por al casco viejo. Iría para allí siempre que pudiera. También te encuentras con gente abertzale y te pasan octavillas de la ahora desautorizada ANV. Qué contrastes. Todos tenemos que convivir, pero no acepto los radicalismos. Entiendo que Euskadi es un país. Y Cataluña y Galicia también. Lo son por sus diferencias, no solo lingüísticas, sino de cultura, paisaje, gastronomía, clima, caracter de las gentes. Tenemos que ser individuales pero mezclarnos sin problema. La gente obtusa se pierde esto. No hay ningúna cultura mejor que otra, y todas aportan, como los seres humanos buenos. Igual que el arte. Una persona que aporta es una obra de arte en movimiento. Los que mueven la envidia, el desprecio y la intolerancia son como un agujero negro. Absorben energía.

Tenemos que desmarcarnos y luchar por ser mejores. Por los matices, porque las cosas no sean ni blancas ni negras.

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